es una bebida refrescante, rica en calorías y nutrientes, mucho más apropiada para los niños que la mayor parte de los refrescos que habitualmente se consumen. Especialmente recomendada a los niños nerviosos o con problemas de concentración, ya que su riqueza en ácido linoléico y en fósforo favorece el rendimiento intelectual.
El único inconveniente de la leche de almendra en los niños, es que aunque aporta suficientes proteínas, grasas y azúcares, contiene menos calcio que la leche de vaca o materna. Por ello, no se puede usar de forma exclusiva en la alimentación de los lactantes, sino solamente como tratamiento durante un tiempo limitado.
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